

Eduardo asegura que con nevadas puntuales de este tipo no hay problema ya que incluso con más de medio metro que había en algunos sitios, los caballos son capaces de buscar hierba, comer hojas de matorrales e incluso comer las vainas que cuelgan en invierno de los avellanos. El problema es mayor cuando hay alguna preñada ya que si se dan periodos un poco más largos de escasez pueden llegar a abortar.
De hecho a la vuelta del monte hemos recogido a Pitiusa, yegua de 26 años y preñada actualmente y Eduardo la ha metido en la cuadra con Petra, Bambú y Tximista para de esta manera asegurarle el papeo.

Hemos ido desde Agarrea hasta Txuindo y desde ahí hemos cogido el camino de la derecha que sigue el curso de la erreka y tras recorrer unos 400 m. sin avistar ni oir a los caballos hemos decidido volver al portillo de Txuindo y dejarles allá el pan esparcido.

1 comentario:
Ta azkenean ogi apurrak aurkitu ahal zituzten zaldiek?
Dena esan behar, zelako intriga!!!
jero
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