Vamos, que sólo tenía un huevo.
La gracia de que al potro sólo le bajase un huevo se convirtió en un problema ya que no se le podía castrar a la antigua usanza: en la cuadra y con poca movida además de ser una manera más económica.
Tuvimos que llevarlo al hospital equino de Etxaleku donde un equipo de veterinarios tras dormirlo, ponerle tubos, esterilizarlo... tuvo que cortar el huevo exterior y abrir para buscar el otro huevo que no le había bajado. Por suerte estaba cerca de la zona y no hubo que adentrarse hasta los riñones.
A la operación asistió Eduardo que tenía gran curiosidad por ver la operación y además realizó un amplio reportaje fotográfico. (Nos ha jurado que aquel día se duchó y se puso ropa limpia, je je)
Parece ser que Tximista está bien y esta semana lo traeremos otra vez a Agarrea. Veremos qué pasa al principio porque se acordará que se calzó a Durga, mi yegua, y claro ahora se sentirá como sin ganas...
Si alguien quiere más fotos que las pida y las colgaré pero creo que con estas es suficiente.
Como curiosidad comentar que según parece Franco también era monórquido. Alguno lo hubiera castrado agusto también (sin anestesia, sin reparos, sin coserlo después...)
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